Una de las necesidades prioritarias de todo padre es procurar para sus hijos toda la protección y cuidados necesarios a fin de que se desarrollen en armonía y rodeados de felicidad. Pero también es cierto que hay ciertas líneas, demasiado frágiles, que tendemos a cruzar demasiado a menudo. Caer en la sobreprotección no es nada aconsejable, incluso aunque creamos que nuestro hijo necesita de un trato especial. Todos los niños necesitan de su autonomía para desarrollarse felizmente, y losSíndrome de Down no son diferentes.
Tropezar, caerse, buscar, descubrir… son algunas de las pequeñas y grandes cosas que conforman la vida de cualquier ser humano. Ser independientes y desarrollarnos socialmente, es parte de un aprendizaje vital que nos lleva a lograr muchos triunfos más allá del hermético círculo familiar. Los niños con Síndrome de Down, al igual que el resto de niños, poseen sus propias características y personalidades únicas que hay que fomentar para desterrar la arcana idea de que se trata de personas dependientes.
Una forma de interactuar con otras personas, siempre que no se lo impida ninguna patología específica, es hacer deporte. Esta práctica contiene muchas ventajas, además de desarrollar su motricidad, vamos a elevar su autoestima, algo que le va resultar muy beneficioso para defenderse en “la jungla de la sociedad”. Y este ejercicio es importante que empecemos lo más tempranamente posible, cuando todavía es un bebé y a través del juego y la psicomotricidad.
Es importante que los padres entiendan que sus hijos tienen gustos y necesidades igual que el resto de niños, por ello es importante que se relacionen a todos los niveles y no procurarles sólo un círculo limitado en sus relaciones. Es necesario que los dejen desarrollar sus intereses y sus capacidades, valorando cada uno de sus progresos. De este modo podemos conseguir que sean personas totalmente autónomas y con una vida plena en todos los sentidos.
Vía | Hola
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