Señor. Gracias por la paz que me das. Una paz que va más allá de la aflicción que el mundo me ofrece.
Si, es cierto que en el mundo encuentro aflicción, pero mi confianza crece cuando recuerdo que tu venciste al mundo que me aflige y en esta confianza quiero permanecer y vivir en este día.
La confianza que viene de ti, es confianza fuerte y grande que llena y satisface.
Como un niño que cree a ciegas en su Padre, así quiero depositar mi fe en ti. Abrázame fuerte, cuídame. Te entrego todo y confío en que sabes, que es lo mejor para mí.
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