viernes, 3 de diciembre de 2010

La cabra y el asno.

Una cabra y un asno comían al mismo tiempo en el establo.
La cabra empezó a envidiar al asno porque creía que él estaba mejor alimentado, y le dijo: “Entre la noria y la carga, tu vida sí que es un tormento inacabable.  los que siembran maldad cosechan desventura. Job 4:8.
Los que siembran con lágrimas, segarán con gritos de júbilo. Salmo 126:5.
Cierta vez un lobo, después de capturar a un carnero en un rebaño, lo arrastraba a su guarida. Pero un león que lo observaba, salió a su paso y se lo arrebató.
Molesto el lobo, y guardando prudente distancia le reclamó: “¡Injustamente me arrebatas lo que es mío!”
El león, riéndose, le dijo: “Ajá; me vas a decir seguro que tú lo recibiste buenamente de un amigo”.
Moraleja: Lo que ha sido mal habido, de alguna forma llegará a ser perdido.Finge un ataque y déjate caer en un foso para que te den unas vacaciones”.
Tomó el asno el consejo, y dejándose caer se lastimó todo el cuerpo.  Viéndolo el amo, llamó al veterinario y le pidió un remedio para el pobre.  Prescribió el curandero que necesitaba una infusión con el pulmón de una cabra, pues era muy efectivo para devolver el vigor.  Para ello entonces degollaron a la cabra y así curar al asno.
En todo plan de maldad, la víctima principal siempre es su propio creador.
Fábula de Esopo
La fábula de hoy me recuerda aquella antigua cómica  en la que un adversario serrucha el piso en forma circular alrededor de un distraído amigo sólo para ver cómo, al completar el serruchado, lo único que queda en pie es el pequeño círculo ¡y todo lo demás colapsa!
Dios nos creó para ser bendición a los demás durante nuestro recorrido de este lado del cielo, y cuando otros toman ventaja  egoísta de los demás, son ellos mismos, al contravenir los propósitos de nuestro Creador y Salvador, quienes se ven afectados por las acciones.  Si bien la generosidad que mostramos a los demás nos regresa multiplicada de parte de Dios, también toda maldad que se haga será devuelta.  Escojamos hoy lo mejor: bendecir en abundancia a quienes Dios ha colocado a nuestro alrededor.

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