martes, 14 de diciembre de 2010

Una noche para los que esperan a Dios.

Una noche para los que esperan a Dios.

Alguna vez se preguntaron por qué llamamos BUENA a una noche del año?

Esa noche es BUENA porque en ella ha nacido Dios, porque se ha hecho "como nosotros"; porque desde entonces Dios "es uno de nosotros".

"Es noche BUENA porque, desde entonces: Dios tiene nombre: Jesús.
Desde aquella Noche Dios tiene hermanos: Nosotros
Desde aquella noche Dios tiene preferencias: LOS POBRES, LOS PEQUEÑOS, LOS SENCILLOS, LOS LIMPIOS DE CORAZÓN, LOS PECADORES".
Llamamos BUENA a esa Noche porque desde entonces todo cambió de valor;
nada quedó en pié; la paradoja se hizo ley y la apariencia perdió su fuerza.

Desde aquella Noche la juventud sigue siendo energía, pero no es mito.
La ancianidad no es decrepitud, sino serenidad.
Desde aquella noche todos los caminos son rutas de Dios: la cárcel, el cáncer, el dolor, la soledad, la muerte.

Desde aquella Noche no tienen ciudadanía los que odian, los que matan, los que oprimen, los vengativos, los orgullosos, los egoístas.
Desde aquella Noche no tienen derechos unos y obligaciones otros.
Todos tienen derecho a ser hijos de Dios y obligación de vivir como hijos de Dios.

Es la Noche Buena, porque es la noche del amor que nace, del amor que llama, del amor que exige.
La novedad de la Navidad no está en el pesebre, los animales, las pajas, los pastores, los ángeles, sino en los valores de esa pobreza, de esos pobres, de ese pesebre y en el misterio de ese Niño sobre las pajas y de esa Madre virginal.

Ese nacimiento es salvación y ese Niño es el Salvador. Decir ¡Felíz Navidad! Es decir ... ¡Feliz Salvación!

"Que aprendamos a ser testigos de Jesús, transformándonos en antorchas para que en ellas se encienda su Luz y en palabras para que se propague su Verdad..."

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